El Sentido de la vida
Introducción
En el curso de
este largo peregrinar, el hombre de nuestra era contemporánea, se encuentra
involucrado en la búsqueda de la realización plena del sentido de su vida, el
cual se une como uno más a esta gran multitud que buscan encontrarle sentido
pleno y concreto a la propia existencia.
El sentido de la vida constituye
una cuestión filosófica sobre el objetivo y el significado de la vida, o de la
existencia más en general. Este concepto se puede expresar a través de una
variedad de preguntas, tales como ¿Por qué estamos aquí? o ¿Qué es la vida?. Ha
sido objeto de un gran estudio filosófico, científico, psicológico, teológico,
e incluso literario a lo largo de la historia. Esta cuestión ha recibido un
gran número de respuestas desde diferentes puntos de vista, junto con los
orígenes culturales e ideológicos de cada civilización.
Las preguntas
sobre el significado de la vida se han expresado de muchas formas, incluyendo
las siguientes:
v
¿Cuál es el sentido de la vida?
v
¿Quiénes somos?
v
¿Por qué estamos aquí?
v
¿Para qué estamos aquí?
v
¿Cuál es el origen de la vida?
v
¿Cuál es la naturaleza de la vida?
v
¿Cuál es la naturaleza de la
realidad?
v
¿Cuál es el propósito de la vida?
Peculiaridad propia del ser humano
La búsqueda del sentido de la vida es una peculiaridad propia del ser humano, que lo distingue radicalmente de los animales irracionales. Y es que el hombre, como nos recuerda Heidegger, habita el mundo que es su morada, y lo organiza de acuerdo con sus intencionales proyectos y decisiones; en cambio el animal se limita a corretear por el mundo.
Por tal circunstancia cuando algún psicólogo con anteojeras reductivamente biologistas, concibe que la frustración por la ausencia de un sentido de la vida responde a una enfermiza falta de inseguridad, a un complejo de debilidad, o a otras instancias semejantes, expresa un notable desconocimiento de la naturaleza humana, y se arriesga a tener una visión deforme y unilateral de su realidad óntica.
El hombre remite más allá de sí mismo
La cuestión del sentido no se dilucida ya en el ámbito del pensamiento-abstracto, sino en el inmediatismo del contacto vital, en los encuentros personales, en el movimiento corporal, en la música y en el canto.
Es indudable que
el ser humano encuentre el sentido de la vida, en una diversidad de positivas y
enriquecedoras actividades culturales, científicas, artísticas , deportivas,
etc. "Es cierto, por tanto, que existe un campo de posibilidades dadoras
de sentido, pero también es cierto, que el auténtico y verdadero sentido, el
que responde a las exigencias más hondas y más íntimas del ser humano, es el
sentido que se inspira en la dimensión trascendente de la persona, que no es
otro, que el sentido que se funda en Dios como el acto de ser perfecto que
posee la plenitud de sentido.
La libertad en el sentido de la vida
El problema de sentido, por muy unido que esté a la condición humana, se ha hecho actual y especialmente apremiante en nuestro siglo, porque es el siglo en que la humanidad civilizada se ha quitado numerosísimas cadenas y ha vuelto a encontrarse en un ámbito repentino de libertad de proposiciones insospechadas para el que no estaba aun estructuralmente madura.
Es más nuestro problema del sentido tiene algo que ver con el interrogante entorno a la llamada "libertad". Libertad es para muchos una expresión cargada de valores positivos: buscan la libertad, ansían la libertad, pero olvidan fácilmente que la libertad es como un campo infinitamente amplio y sin caminos hechos.
Se puede avanzar por él en cualquier dirección, y no hay barreras ni límites que lo impidan; pero tampoco hay ninguna ayuda para orientarse ni señales que indiquen la dirección hacia la meta. En un Campo ilimitado y vacío, se puede vagar desesperado.
Inseguridad en el ámbito de la libertad significa que, para poder asimilar espiritualmente la libertad, es absolutamente necesaria una cierta madurez humana. El concepto de "libertad", en última instancia, es un concepto de
Responsabilidad en el sentido
Un estadio ulterior sería concebir la libertad como responsabilidad; ¿esto sería ciertamente un enorme avance?
De momento, sin embargo, la crisis se refleja en el sufrimiento de los enfermos psíquicos de hoy, en esa extraña mezcla de hombres agresivos, depresivos y egocéntricos que, a pesar de las condiciones externas de su vida, casi siempre muy buenas, han perdido algo esencial y no pueden recuperarlo: la conciencia segura de saber para qué viven.
Cuanto más bienestar, más lujo y más libertad han conquistado las capas civilizadas de la población, mayor es la angustia con que se ha preguntado cada uno, qué debe hacer con el bienestar y si este puede ser en definitiva el sentido de su existencia.
La felicidad como objetivo del
sentido
La Industria, con un imperativo constante, dar salida a los bienes de producción, ha ejercido sobre la humanidad una enorme presión de consumir con su consigna de "felicidad"; así es feliz, por ejemplo, el que tiene por lo menos una casa de ensueño y un coche grande ( lo necesite o no). La ola de las drogas ha inundado a la juventud, e incluso a los niños, y ha prodigado una felicidad muy problemática en forma de delirios y alucinaciones. ¡Cuánto se ha puesto al servicio de la felicidad y que poca felicidad hay de hecho en los corazones de los hombres de hoy!
El falso significado de felicidad se encuentra en un círculo vicioso que parece no tener salida, provocando a que los seres humanos, en especial los jóvenes, tomen la felicidad como un sentimiento relativo de utilitarismo, donde lo existente no es más que el contexto de lo descartable y el "placer".
Sólo podemos
salir de esta problemática, si somos tocados por una experiencia fuerte, que
nos haga trascender de lo simplemente rutinario para auto trascender y dirigir
un vistazo analítico a nuestra existencia.
Opinión Personal
Importa hablar
de ello, porque desde las leyes que afectan a la familia, textos escolares,
manifestaciones oficiales de todo tipo, que expresan una concepción de la
persona, se insiste en la ausencia de Dios en la nueva cultura que se quiere
crear.
Considerada la
Encarnación, la historia universal deja de ser profana y se convierte en
historia sagrada. Dicho de otro modo, Dios no ha creado un mundo, ni una
humanidad para ver qué pasa con ella. No ha hecho una humanidad neutra. Ha
hecho una humanidad que sale de su pensamiento, unido al del Verbo –Cristo–
para que todos, un día, lleguen a conocerle y amarle siempre. En ti y en mí es,
si no historia, más bien biografía de salvación. Y, por ello, la no
significación sagrada de la vida, a la que se nos quiere conducir, es lo más
trágico que le pueda suceder a una persona: que no tenga un sentido sagrado su
vida, sino un significado puramente biológico.
Conclusión
Expuesto el tema
sobre el cuestionado sentido de la existencia, o "voluntad de
sentido", nos hemos podido dar cuenta que en el hombre de nuestra
actualidad están mucho más latentes estos interrogantes: ¿quién soy yo?, ¿cuál
es el sentido de la vida?, ¿qué finalidad tiene mi existencia? Estos y muchos
más interrogantes navegan por la mente de hombres que se sienten sin un rumbo,
sin una meta, sin un sentido que cumplir.
Pues de hecho
todos sabemos que existimos, pero en muchas de las veces no sabemos para qué
existimos, ni para qué nos sacrificamos; de esta manera nos sumergimos en el
sin sentido de la vida y consideramos un absurdo todo lo que se hace en este
mundo; y al mismo tiempo para tapar el problema nos sumergimos en metas,
sentidos, objetivos perecederos, que no hacen más que agravar el problema.
Pero ahí mismo
en ese mundo inseguro y pantanoso, nace un primer principio o raíz del comienzo
de la real y verdadera autenticidad. Y la luz capaz de este gran desafío es el
mismo espíritu del hombre.