Factores que afectan la imagen de la investigación educativa.

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Factores que afectan la imagen de la investigación educativa.

Es evidente que existen una serie de factores que afectan la investigación educativa, y que hay una serie de circunstancias que acentúan su imagen negativa. Entre estas cabe destacar las siguientes: (a) la pérdida de la inversión económica; (b) la división de la comunidad científica; (c) la excesiva politización del campo; y (d) el carácter obvio de las cuestiones estudiadas y los resultados obtenidos.

En la pérdida de la inversión económica, vemos como a la investigación educativa se le atribuye un valor inferior comparado por ejemplo, con la investigación médica,  sobre todo a la vista de la cantidad de fondos invertidos en la tarea, sin tomar en cuenta que para realizar estudios médicos, es necesario que la persona pase por un proceso educativo que se inicia en las escuelas.

Si un equipo de investigadores educativos llega a la conclusión de que, para ser eficaz, la educación debe iniciarse antes de la escolarización formal y además ser continua, se le sugiere que para semejante resultado no hacía falta invertir tantos millones. Sin embargo, lo que parece evidente hoy es el resultado de décadas de pacientes pesquisas que en ciertos casos ha ido integrándose en la actividad cotidiana de los profesionales de la enseñanza y hasta ha tenido alguna influencia en las decisiones de los legisladores.

Esto es sin tomar en cuenta, las horas que han estado ellos mismos en la escuela durante al menos una década de su vida, sucumbirían a la tentación de dar por supuesto que saben lo que los nuevos educandos necesitan. A la vista de la manera un tanto accidentada en que se están aplicando las numerosas leyes promulgadas a lo largo de los últimos quince años, cabe preguntarse si ha habido una suficiente investigación previa para el estudio de las consecuencias tanto positivas como negativas de las mismas.

La división de la comunidad científica es otro de los factores que inciden de manera negativa en la investigación educativa, a diferencia de otros campos científicos los cuales mantienen una evidente y envidiable unión. Sin embargo, la investigación educativa se caracteriza por la división y la rivalidad entre los pedagogos. Esta división podría tener como origen el efecto conjunto debido a la constante reorganización, la carencia de consenso y una irremediable falta de seguridad. La falta de consenso de la comunidad científica en prácticamente todos los aspectos relacionados con la investigación educativa (metas, resultados, prioridades y procedimientos de financiación) marca el segundo eje de la impresión de fragmentación.

La carencia de consenso alcanza hasta los resultados de la investigación educativa, dando la impresión de que hay pocos conocimientos sólidos acumulados. De hecho, en la literatura ad hoc se pueden encontrar tantos estudios a favor de un determinado modo de entender la educación y la enseñanza como en contra. El resultado de los esfuerzos por forjar algo parecido a un consenso todavía está por llegar.

La excesiva politización del campo, en este aspecto aunque los educadores sigan empeñados en presentar la enseñanza y la educación como campos que deben mantenerse independientes de las opciones políticas, probablemente sea un anhelo imposible: el hecho de que esté prevista una importante partida de los presupuestos generales del Estado muestra que existe una lógica preocupación en las más altas esferas de la política nacional. Lo que puede variar, en función de las sensibilidades políticas, es la cuantía de la asignación y/o el modo concreto en que se piensa lograr determinados objetivos como la universalidad de la educación o el incremento de su calidad.

El carácter obvio de las cuestiones estudiadas, desde filósofos de las ciencias sociales, pasando por investigadores en ciencias mejor asentadas, escritores, políticos e incluso prestigiosos educadores, muchos han destacado el carácter obvio de los resultados de la investigación educativa.

Probablemente la crítica más acerba, y probablemente injusta, sea la que manifiestan los profesionales que están trabajando a diario con los alumnos. Con demasiada frecuencia se oye destacar la inutilidad de la investigación educativa para el trabajo cotidiano en el aula.

Parece como si los investigadores dedicaran lo mejor de sus fuerzas a desentrañar algo que ya conocen los profesores o que no sirve para nada puesto que no sale de los cajones de las mesas de los despachos universitarios para servir de guía a la tarea del maestro en su aula. Y si consigue llegar al aula su utilidad resulta muy cuestionable pues no responde a las características de las condiciones concretas en las que cada especialista desarrolla su labor.

 

 Evidentemente, son muchos los factores que influyen en la investigación educativa y en muchos casos agravan su imagen negativa. Estos incluyen: (a) pérdida de inversión económica; (b) fragmentación de la comunidad científica; (c) politización excesiva de las áreas rurales; (d) la naturaleza obvia del problema de investigación y los resultados obtenidos.

 


 

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